lunes, 16 de febrero de 2015

Un día a la vez

    No tengo ni la menor idea de lo que suceda mañana, de lo que Dios tenga preparado para mí a partir de mañana. No conozco mi futuro, ni tengo ninguna certeza de él, pero hoy, hoy me siento  feliz, en paz. Hoy sueño e intento alcanzar mis metas, hoy me pongo a prueba, y me digo a mi mismo cada vez que pienso que no puedo: "si puedes, si has podido". Hoy agradezco cada una de las bendiciones que El Gran Arquitecto del Universo me da sin siquiera merecerlas. Hoy río por segundos, que últimamente parece que río por horas, pues esa risa pasa en cámara lenta dentro de mi mente, como si supiera que mañana... mañana yo no sé si pueda reír así.

Hoy disfruto la "monotonía" del día a día; muchos le llaman así, yo le llamo milagro. Para mí es un milagro poder abrir los ojos y que lo primero que yo vea sea la luz del sol colándose por mi ventana y no los reflectores del hospital. Es un milagro poder levantarme de la cama sin ningún cable enredado en mi cuerpo. Es un milagro arreglarme sin la ayuda de mi esposa. Es un milagro poder bajar las escaleras, aunque muchas veces mis rodillas truenan, pero las estoy bajando por mi cuenta, nadie me ayuda, es un milagro. Es un milagro sentir los rayos del sol que queman y no sentir el frió de todos los aparatos que usaban para el control de mi salud. Puedo comer lo que me plasca y no solo sueros y mas de dos semanas sin probar bocado alguno en el hospital.

Hoy vivo y tengo que aceptar que disfruto del estrés del trabajo, de las pequeñas pero inevitables preocupaciones de todos los días, y digo: "¡Gracias Señor!". Le doy las gracias por que hoy es una actividad en el trabajo lo que me mortifica, hoy es el poder caminar y caminar el que hace que me duela el cuerpo. Hoy beso a mi amada esposa y abrazo a mi hermano del alma para despedirlos y ya no me da miedo el mañana, ya no los despido entre lágrimas pensando en que tal vez no los vería,  y no es porque no pueda suceder nada mañana, sino al contrario, puede suceder todo, pero hoy por hoy están a mi lado, y ese beso y ese abrazo los llevo junto con la sonrisa de mis hijos que tanto amo, hasta el final del día como si fuera la fuerza que me impulsa a dar lo mejor de mi hasta el último minuto de ese día.

Hoy pasan tantas cosas, hoy Dios me da tantos motivos para sentirme amado y útil. Hoy Dios me demuestra que nunca me va a dejar solo ni siquiera en esos días "monótonos", él se hace presente en cada parte de mi vida, hace que pasen cosas maravillosas, tan perfectas e increíbles, que no me da ni tiempo para pensar en el mañana.

   Sé que el sentimiento de plenitud no es para siempre, lo conozco perfecto y me conozco perfecto. Pronto serán dos años de vivir con cáncer y me sé de memoria el mar de sentimientos que esto conlleva. Pero HOY, hoy le doy gracias  por estos últimos meses de subidas y bajadas, de grandes sorpresas, de muchas bendiciones. En estos últimos meses me ha dejado hacer muchas cosas que tenía pendientes y me sorprendió con muchas otras que no estaban en mis planes, me ha dado la fuerza para disfrutar cada minuto de cada día, incluso aunque mi salud no fuera la mejor. Dios es el que tiene la última palabra.

  Como ya dije, no sé qué suceda mañana. A veces creo que Dios se ríe cuando los doctores me dan noticias. Cuando Dios quiere que las cosas pasen, pasan. Así que por hoy no tengo miedo, mañana, mañana ya Dios dirá.

"Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestra condición física se vaya deteriorando, nuestro ser interior se renueva de día en día.
Porque momentáneos y leves son los sufrimientos que, a cambio, nos preparan un caudal eterno e insuperable de gloria; a nosotros que hemos puesto la esperanza, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas".

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